Andrés A. y Lucía A. alquilaron y luego compraron un Dodge Durango 2012 para que fuera su vehículo familiar principal, para ir y volver del trabajo y llevar a los niños al colegio y a sus actividades. Durante los tres años siguientes, el Durango no causó más que problemas a la familia. Andrés y Lucía llevaron la Durango a los concesionarios de FCA cinco veces por problemas que iban desde las bombillas de los intermitentes fundidas hasta que el vehículo no arrancaba o la transmisión cambiaba sola. Después de que estos problemas se repitieran y FCA no pudiera solucionarlos, Lucía y los niños dejaron de conducir el Durango porque consideraban que era demasiado peligroso y poco fiable. Después de que FCA no pudiera reparar el Durango tras estas cinco oportunidades de reparación, Andrés y Lucía se pusieron en contacto directamente con FCA y solicitaron la recompra. A pesar de los graves problemas y de las repetidas visitas al concesionario, FCA se negó.

Tras la negativa de la FCA, Andrés y Lucía contrataron a un abogado. El caso fue a juicio en el Tribunal Superior de Santa Clara County, donde Andrés y Lucía fueron representados por abogados litigantes de la Ley del Limón de California. Richard Wirtz y Amy Rotman de Wirtz Law APC. Tras un juicio de dos semanas, el jurado concedió a Andrés y Lucía el máximo daños de la Ley Song-Beverly (Ley del Limón de California): recompra y una sanción civilpor un total de $108.325,83, además de condenar a FCA a pagar los honorarios y costas del abogado del demandante. El jurado acordó que FCA había voluntariamente violó la Ley del Limón de California al negarse a recomprar el vehículo a pesar de las repetidas visitas de reparación y los graves defectos no reparados.

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